“Nuestro deber es apoyarlas, no dejan de ser nuestras hijas porque sean lesbianas”

Ser lesbiana en zonas rurales de Nicaragua o cualquier parte del mundo aumenta las posibilidades de ser víctimas de acoso y discriminación. El apoyo de las familias y amistades es importante para que reconozcan y defiendan sus derechos. Una madre y una abuela de comunidades del Norte de Nicaragua, comparten el testimonio de cómo han apoyado y defendido a su hija y nieta lesbiana.

Vengo de una comunidad rural del Norte de Nicaragua. Soy madre soltera de tres hijas. Dos de ellas ya son mamás. La menor tiene más de 20 y mucha gente la critica porque nunca ha tenido novio y solo le han visto amigas.

Y aunque nunca hemos hablado directamente del tema ─ella no me ha dicho soy o no soy─, para mí no tiene importancia. Yo le he dicho que si le gusta una muchacha es una decisión de ella. Sea o no sea, la acepto, porque no tengo nada en contra de su opción sexual.

Aquí en el campo lo que dicen es que si una chavala no tiene novio es porque es cochona (lesbiana) y que por qué no se busca un hombre. Ya sabemos que siempre hay gente que no acepta y se ponen enojadísimas que ni quiera Dios que es “pecado”.

Yo les digo a mis hijas que cada quien va a entregar sus cuentas a Dios, y él es quien va a decidir si es pecado o no. Uno como humano no es nadie para andar juzgando ni discriminando.

Hay mamás o papás que no aceptan: Ay mirá que la hija de la fulana es tal, tiene tantos años y no se le ha conocido novio y no ha parido. Mirá que se va a quedar a vestir santos. Entonces cuando ellas escuchan esos comentarios se sienten más tímidas, con pena. A lo mejor hasta ponen en duda su opción, las familias no dejan que se desarrollen.

Cultura machista

Cuando era niña, mis abuelas nos decían que nosotras teníamos que aprender a cocinar y los hombres a trabajar para tener su dinero, y luego las muchachas tenían que casarse y obedecer a su compañero.

Menos mal que mi mamá se había organizado antes que yo y nos decía: Trabajen y tengan sus reales y no anden metiendo la mano a los hombres. Y a las chavalas de la familia: Cuando quieran tener una relación sexual usen condón, pero no se anden dejando embarazar.

Mi mamá siempre ha sido una aliada, cuando yo me separé del papá de mis niñas porque era un gran irresponsable, ella y mis hermanos me dieron mucho apoyo y consejos. Cuando íbamos a capacitaciones eso nos ayudó a abrir los ojos y cambiar la mente.

Yo me organicé con la Red de Mujeres del Norte hace muchos años y como defensoras hemos tenido capacitaciones sobre estos temas de derechos con el Grupo Venancia. Creo que, tenga o no conocimientos o información, uno defiende a sus hijas y quiere su bienestar.

Mi hija me cuenta cosas y nunca la he rechazado o regañado. Yo lo que le digo es que sea lo que sea es mi hija, igual las quiero a las tres. Mi amor de madre no va a cambiar. Yo les digo: Lo que me importa es que ustedes sean felices, que no sufran y siempre voy a estar para defenderlas.

Las mujeres de todas las edades reciben gran rechazo, principalmente de la familia. Las miran con desprecio, les hacen el bullying y ahí es la sociedad la que no está respetando la opción de estas criaturas. Y lo que hay que hacer es apoyarlas, no andarlas juzgando o discriminando.

Acoso y discriminación

Ser lesbiana en zonas rurales de Nicaragua significa también ser víctima de mucho acoso y discriminación.

Hubo un tiempo en que mi hija era amiga de la hija de un familiar, entonces él un día bolo le gritó en el bus que era cochona y ella vino bien triste. Otra vez pasó por mi casa gritando lo mismo y se fue en una rebuznadera diciendo que eran marimachas y cochonas las chigüinas.

Pero ahí nomás le pusimos la rienda y junto con mi mamá nos fuimos enojadísimas a su casa para reclamarle. Fuimos a la Policía para que le pusieran un hasta aquí y que jamás le volviera a decir nada a mi hija en ninguna parte.

Entonces yo misma le llevé el citatorio y él (el familiar) se puso a temblar. Y se disculpó diciendo que ese día venía con tragos, y yo le dije que con o sin tragos iba a respetar a mi hija. Y él pidió que nos arregláramos ahí nomás. Y así hicimos, hasta firmamos todos un papel.

Yo le dije: Agradezca, porque yo lo zampo preso rápidamente, no me importa que sea mi familiar. Otros parientes se enojaron conmigo diciendo ¡qué barbaridad! esta hasta dónde llegó (por la denuncia). Y yo les dije: ¡Qué barbaridad él!, eso no miran, que hasta donde fue capaz de hacerle eso a mi hija en el bus. Pero firmó y ya no la volvió a molestar, incluso después nos pidió perdón, y ahora ya nos hablamos y nos llevamos bien.

Adiós al qué dirán

Mucha gente va de decirme: Tu hija no tiene novio, y yo les respondo: Ahí déjela, si ella quiere tener novio o novia es su decisión, porque yo no le voy a decir queré al fulano o la fulana.

Cualquier niña, muchacha o mujer con opción sexual diferente, lesbianas, digo yo, igual las tenemos que querer, respetar y ser vistas como iguales, importantes. No hay que verlas con discriminación o desprecio porque eso no las hace menos de la familia, ni de la sociedad.

Pero las cosas han cambiado y ahora hasta oigo cosas positivas, como que “lo favorable cuando las muchachas son lesbianas es que no paren hijos”.

Las cosas están cambiando

dia del orgullo

Las personas con diferente opción sexual son más discriminadas que las heterosexuales. A mí lo que me interesa es que mi hija se sienta acuerpada, que se defienda y me pida ayuda para defenderse. Una amiga mía me dijo que cómo aceptaba eso, y yo le dije que sí la acepto y no me importa el qué dirán. Nuestro deber es apoyarlas, no dejan de ser nuestras hijas porque sean lesbianas.

Siento que las cosas ya van diferentes porque ahora ya las chavalas no le ponen mente, como que la gente ya se va tranquilizando. Nosotros en la familia no andamos tapando nada y nos defendemos a capa y espada.

Yo tengo una relación bonita con mis hijas, cercana. Eso es importante porque se siente acuerpada la persona, imagínese si yo las rechazo o les hago desprecio cómo será el resto de la gente. Por eso yo invito a madres y padres, que independientemente de que hijas e hijos tengan su opción sexual diferente, que les apoyamos y queramos.

Testimonio de una defensora de derechos de las mujeres de una comunidad rural del Norte de Nicaragua

Una abuela aliada

A los hijos hay que quererlos tal y como son, como madre, abuela, tía, hermana, uno tiene que aceptar a sus familiares. En mi familia hay lesbianas y gays y no tenemos que andar juzgando, debemos vivir nuestra propia vida.

Esta gente sufre tanta discriminación, les decimos los mariposones y un montonón de cosas. No estamos acostumbrados a vivir en una familia diversa, quisiéramos que todos fueran iguales y no es cierto, porque si fuéramos iguales no fuera mundo.

Por eso hay que apoyar y darles su lugar, mantener su autoestima, porque unos hasta toman decisiones equivocadas llegando al suicidio. Yo como abuela les digo: Ustedes tiene que vivir su vida porque no viven de los demás. Ustedes viven de su trabajo, de la voluntad de Dios y de nuestra madre santísima, porque la religión también tiene que ver.  

Basta de juzgar

Yo soy creyente y siento que Dios nos ama tal y como somos. No nos juzga como buenos o malos, bonitos o feos. Lo que nos han enseñado es que Dios castiga severamente, y no es cierto. Si leemos la Palabra, nunca vamos a encontrar un reproche de nuestro Padre hacia nosotros, siempre nos ama.

El Santo Evangelio dice: No juzguen para que no sean juzgados, entonces para qué vamos a hacerlo nosotros. Algunas veces como madres y padres queremos que una chavala se case con un hombre y un chavalo con una mujer, y eso es equivocación.

Toda mi familia es religiosa y no tenemos mitos de andar escondiendo nada. Nosotras hemos sido luchadoras y no nos hemos dejado vencer para defender a las chavalas. Somos mujeres para contrarrestar aquella gente que les quiere hacer daño. También hemos dado acompañamiento como defensoras, imagínese que en Jinotega mataron a una muchacha por el simple hecho de ser lesbiana.

Creo que como ciudadanía tenemos que velar por los derechos, tanto de nosotros, como de las otras personas. En esta desigualdad de género, a estas chavalas y chavalos los condenamos por el hecho de ser lesbianas o gays, diferentes pues.

En mi comunidad aquí todos convivimos, somos amigos, pero en estos temas estamos completamente rectas. Aquí se defiende el derecho de las personas, niños, lesbianas, gays, de todo mundo.

Testimonio de una abuela defensora de derechos humanos de una comunidad rural del Norte de Nicaragua

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