Estaba viendo un cortometraje en la que una sobreviviente de violación decía: “Ya no quiero preguntarme qué hice mal, cuando lo más malo aquí fue lo que él me hizo”. Resonó tanto conmigo.

Odio que pregunten si peleaste, que te reclamen todas las cosas que pudiste haber hecho vos, la sobreviviente, para evitar algo que fue en contra tu voluntad. Odio que, en juicios como los de La Manada los abogados argumentaron que “la víctima no trató de huir, por lo tanto, no podemos asumir que fue tan grave como ella dice”.

No te preguntés: ¿Por qué no pedí más ayuda?, ¿por qué me violaron?, ¿por qué no peleé o grité más?, ¿por qué no corrí?, ¿por qué dejé que me hicieran esto?, ¿por qué no denuncié?, ¿por qué no lo conté antes?, ¿por qué andaba esa ropa?, ¿por qué me fui sola?, ¿por qué no dije con más fuerza que NO?…

Podés preguntar: ¿Por qué él no pensó que hacerme eso estaba mal?, ¿por qué decidió violarme? Que quede bien claro que no importa cómo reaccionaste vos, importa que alguien deliberadamente decidió hacerte algo atroz.

Hay tanta culpa sobre si luchamos, sobre si “verdaderamente“ nos resistimos, incluso, como víctimas, tenemos que ganarnos el derecho a que validen nuestra experiencia. Como si valieran más las mujeres que resistieron fuertemente, que exijan evidencia de pelea como única manera de decir si es violación o no.

Una violación es algo para lo que nuestra mente no puede estar preparada. Hay muchas que se paralizan, porque que el miedo y la confusión les imposibilitaron hacer algo más.

Muchas eran niñas y no tenían fuerza para resistir el ataque de un adulto. Muchas no lucharon porque temían por su vida, porque su cuerpo entró en shock, sabiendo que la manera de que esto horrible acabara lo más pronto posible, era no luchar.

La violencia sexual sucede a todas las mujeres del mundo, lo único que la evita es que la gente decida no hacerle esto a una mujer. Escoger nuestra ropa, tomar, tener amigos o salir de noche no son delitos. Todas deberíamos poder hacer esto sin arriesgarnos a una violación.

¡Dejemos de autoculparnos por cómo reaccionamos! Hicimos lo mejor que pudimos bajo una experiencia que nadie debería tener. No hay más porqués, lo que pasó ¡no fue tu culpa!

Es culpa y responsabilidad de quien decidió hacerte eso, de quien no pensó que violarte estaba mal. Sus acciones pueden ser cuestionadas, ¡las tuyas no! Porque nadie decide ser violada, ¡el único delito aquí es de quien decide violar!

Fuente: adaptado de post de @estoy.hartta

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