¿Cómo afecta haber vivido abuso sexual en la infancia cuando crecemos?

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“Mi papá me abusó durante varios años siendo una niña y de forma inconsciente lo enterré, pero desde chavala tenía deseos suicidas y muchas pesadillas. Me orinaba encima con facilidad, incluso por ataques de risa. Luego en la adolescencia y juventud coqueteé con alcohol y otras drogas.

«Tuve varias parejas peligrosas con quienes aguanté violencia para que no me dejaran: no me sentía merecedora de amor. Nunca tuve una vida sexual placentera, el dolor físico siempre estaba ahí, ya no se diga el emocional, sin saber bien a qué se debía.

“Al ir a terapia siendo adulta y escarbar en mi pasado, me di cuenta que el abuso estaba relacionado con parte de mis vivencias. Ese fue el primer paso para emprender un camino de sanación”.

Es el testimonio de una mujer de 40 años que en terapia sicológica recordó que había sido abusada en su niñez. La violencia sexual tiene consecuencias nefastas en la vida de las personas. A las sobrevivientes les toca cargar con los efectos del abuso de poder, cometido por quienes no respetaron su integridad personal y sexual en un momento en que no pudieron defenderse.

El impacto del abuso en el futuro

Según investigaciones especializadas, el impacto o las secuelas dependen de varios factores, como la edad, si sos niña o niño, si el abuso fue prolongado y si hubo violencia física o amenazas. Por supuesto, también incide la relación con el agresor: si fue el padre, padrastro, hermano u otro familiar o persona cercana afectivamente a la víctima.

Quienes han sido víctimas de abuso u otras formas de violencia sexual, pueden tener muy vívidos los recuerdos de las agresiones, o, por el contrario, pueden haber reprimido los detalles más perturbadores de las mismas.

Por lo general, suelen haber sentimientos de culpa y vergüenza, indefensión y vulnerabilidad; estos son signos de que el equilibrio emocional está afectado. Esto puede dificultar la forma en que se relacionan con otras personas en el amor y otras interacciones sociales como ir a fiestas, actividades sociales donde haya mucha gente, consumo de alcohol, entre otros aspectos.

Un amplio abanico de consecuencias

Otras consecuencias es que no tienen habilidades para discernir si pueden confiar o no en otras personas. También pueden desarrollar miedos extremos sintiendo que no pueden controlar lo que pasa. De fondo se afecta la creencia de que podemos controlar la propia vida.

Además, es probable que a la sobreviviente le cueste tener un comportamiento asertivo como decir que NO, defender sus derechos personales, poner un alto cuando se presentan situaciones con personas desconocidas, compañeros de trabajo, personas del sexo opuesto o figuras de autoridad. El miedo a ser rechazada o recibir burlas se vive con demasiada angustia.

También puede haber estrés postraumático y depresión, escaso control de la ira, así como sentimientos de culpa que fueron infundidos por el agresor sexual mediante palabras que le decía mientras abusaba.

Por eso, es común encontrar conductas impulsivas o agresivas, comportamientos transgresores de las normas sociales –sobre todo en adolescentes y jóvenes (romper objetos, agredir a otras personas)–. En algunas, también pueden presentarse desarrollo de adicciones o consumo de drogas y autolesiones, como hacerse cortaduras en el cuerpo, quemaduras u otras conductas riesgosas.

La sexualidad afectada

Un punto a destacar es que el abuso vivido en la infancia puede reflejarse en posibles disfunciones sexuales, que son problemas recurrentes y persistentes relacionados con la respuesta sexual, el deseo, el orgasmo o el dolor.

En el libro Del ultraje a la esperanza, la doctora Gioconda Batres cita estudios que indican que en mujeres adultas hay afectaciones en la sexualidad, como ausencia o terror de actividades sexuales, o, por el contrario, relaciones sexuales indiscriminadas.

Además, hay otros efectos como los siguientes:

  • Estar a disgusto con el propio cuerpo
  • Enojo con la madre
  • Ambivalencia con el ofensor sexual (por ej. le quieren y le odian)
  • Lagunas en la memoria
  • Desconfianza o confianza indiscriminada en las personas
  • Problemas psicosomáticos (síntomas físicos se ven agravados por factores mentales o emocionales) como dolores de cabeza o problemas gástricos, entre otros.

En resumen, las afectaciones que deja el abuso sexual en la infancia inciden en diferentes áreas de la vida de la persona, pero hay diversos enfoques terapéuticos para tratar estas secuelas. Uno de ellos es el enfoque género-sensitivo, que toma en cuenta los factores de género y el papel de la socialización, tanto en la ocurrencia del abuso, como en sus secuelas.

Qué podemos hacer para enfrentar las secuelas del abuso sexual en la infancia

  • Si has vivido algún tipo de violencia sexual es fundamental buscar apoyo terapéutico. Esto te ayudará a trabajar con tus sentimientos para entenderte a vos misma y a enfrentar esos mandatos del deber ser, sobre todo en el campo de la sexualidad.
  • Observate: así podés identificar si tenés recuerdos, aunque sean remotos, de haber vivido un abuso, y te das cuenta que cargás efectos por ello. No esperes más, pues, lo que nos duele y no se habla, queda dentro, haciéndonos más daño.
  • Hablá con alguien de confianza que te comprenda y escuche sin juicios.
  • Si viviste incesto (violencia sexual entre familiares) es importante que sepás que algunas sobrevivientes pueden llegar a creer que no son amadas por sí mismas, sino porque sirven a otra persona. Todas las personas merecemos ser amadas solo por ser, existir, aunque no seamos perfectas. Así que empezá a sentirte digna y tratá de recuperar el amor por vos misma, ese que siempre te has merecido.

Texto elaborado por una sicóloga feminista independiente con experiencia en el abordaje género-sensitivo de la violencia contra las mujeres.

Fuentes consultadas:

  1. Del ultraje a la esperanza. Tratamiento de las secuelas del incesto, Gioconda Batres Méndez, Edición revisada ILANUD. Programa Regional de Capacitación contra la Violencia Doméstica, San José (Costa Rica), 1997.
  2. Lista de chequeo para la evaluación de las secuelas psicológicas en menores víctimas de abuso sexual de 12 a 14 años, Dalila Pinzón, Karen Castellanos y Lizeth Hernández, trabajo de grado Universidad Católica de Colombia, noviembre de 2016.
  3.  Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la infancia, Enrique Echeburúa y Paz de Corral, Cuadernos de Medicina Forense, 2006.

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