Este 18 de mayo se celebró el Día Internacional de Solidaridad con las Personas con VIH y hay quienes ni siquiera conocen que este virus existe. En Nicaragua, los datos oficiales disponibles hasta el 2024, indican que el Ministerio de Salud contabilizaba a 7 mil 518 nicaragüenses recibiendo terapia antirretroviral, un tratamiento que ayuda a que las personas con VIH tengan una vida más larga y saludable.

Pero, ¿qué pasa con todas las personas que tienen el virus y no lo saben? La información y prevención son claves para tomar medidas que no nos expongan al virus, pero también para mejorar la calidad de vida de quienes sí lo tienen, evitando acciones discriminatorias que afecten o impidan que se cumplan sus derechos humanos.

VIH son las siglas del Virus de Inmunodeficiencia Humana que ataca las células de nuestro sistema inmunitario, destruyendo o dañando sus funciones. Esto hace que nuestras «defensas» se debiliten progresivamente y que el cuerpo no pueda luchar contra infecciones y enfermedades, poniendo en riesgo la salud y la vida.

No nos enredemos

Tengamos claro que VIH y sida no son lo mismo. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida, conocido como sida, se refiere a las etapas más avanzadas del VIH. La mayoría de las personas con VIH, si no se tratan, empiezan a mostrar síntomas de sida a los ocho o 10 años.

El VIH se puede encontrar en algunos fluidos corporales como la sangre, el semen, los fluidos vaginales o rectales y la leche materna. Se puede transmitir a través de actividad sexual con penetración anal o vaginal, mediante transfusiones de sangre, al compartir agujas contaminadas, por inyecciones de drogas y entre madre y su bebé durante el embarazo, el nacimiento y la lactancia.

En el caso de actividad sexual, el condón bien utilizado es el método más efectivo para prevenir el VIH y hacernos un examen es clave para saber si tenemos o no el virus. Los exámenes de VIH son gratuitos en el sistema público de salud en Nicaragua.

Aunque no existe una cura para el VIH, ya no es mortal como hace unas décadas, ya que, con tratamiento efectivo, si se empieza de manera inmediata y se toma regularmente, hace que la persona tenga calidad y esperanza de vida similar a la de cualquier persona que no tenga el virus.  

No más discriminación

Las personas con VIH no solo enfrentan cambios en sus vidas por los problemas de salud derivados del virus, sino que también viven estigma y violencia social debido al diagnóstico. Hablamos de estigma cuando se muestran actitudes de desaprobación y descontento hacia una persona o grupo de parte de otras personas o instituciones.

La discriminación muchas veces es consecuencia del estigma y hace que quienes viven con VIH sean rechazadas por sus propias familias, amistades y comunidades. También pueden recibir un trato inadecuado en las instalaciones sanitarias o educativas, e incluso sean víctimas de insultos, acoso y otras violencias que pueden hasta quitarles la vida.

Hay quienes han perdido sus empleos, viviendas, vida escolar y otros derechos. El estigma y la discriminación impiden o limitan que las personas con VIH conozcan su estado de salud, lo cuenten a sus familias o parejas sexuales y accedan a cuidados de salud y tratamiento médicos.

Solidarizarnos con las personas con VIH pasa por informarnos y evitar cualquier acción que afecte sus derechos integrales.

Fuentes: Onusida, radio Vos, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y hiv.gov

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