Tus preguntas

Aunque una chavala no haya menstruado lo más recomendable es que use el condón, porque esto evita cualquier infección de transmisión sexual. Además, existen casos de niñas de nueve años que están próximas a su primera menstruación y han quedado embarazadas producto de violación. Cuando se tienen relaciones sexuales con penetración y sin usar condón los riesgos de quedar embarazada son más altos, independientemente del momento del ciclo menstrual. No hay que olvidar que la mayor fertilidad está entre los 12 a 16 días antes de la menstruación. Usar condón siempre es la mejor solución, en especial para adolescentes.

Sí. Está la vasectomía que es un procedimiento de esterilización definitivo que solo pueden elegir hombres adultos que han decidido no engendrar. Para varones adolescentes el método recomendado es el condón porque protege de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual.

La Pastilla Para la Mañana Siguiente (PPMS) se usa sólo por emergencia para evitar un embarazo después de haber tenido sexo con penetración sin protección. Es más efectiva si se toma antes que hayan pasado 72 horas del coito (acto sexual con penetración). Funciona porque el embarazo no ocurre de inmediato. Los espermatozoides pueden vivir dentro del cuerpo hasta un máximo de cinco días esperando que aparezca un óvulo. La PPMS impide temporalmente que el ovario libre el óvulo evitando la fecundación. Si se usa seguido puede ocasionar efectos secundarios como sangrados o náuseas y pierde su efectividad. Tampoco es una pastilla abortiva, si ya estás embarazada no afectará el proceso.

Hay algunos métodos más inseguros que otros, por ejemplo, el coitus interruptus, que significa el retiro del pene antes de eyacular en la vagina. Voces expertas advierten que puede haber preeyaculación (líquido que sale antes de la eyaculación) que en casos raros contiene espermas vivos que pueden provocar un embarazo. Agregan que el embarazo también es posible si el semen o líquido preeyaculatorio entra en contacto con la vagina incluso sin penetración, ya que es posible que el esperma pueda entrar y fertilizar un óvulo. Además, este método tampoco protege contra las infecciones de transmisión sexual, por lo que se recomienda el uso del condón.

Algunos métodos anticonceptivos son más eficaces que otros y su margen de error es muy pequeño. En el caso de la inyección anticonceptiva es uno de los métodos disponibles más eficaces, pero no protege contra las infecciones de transmisión sexual. El condón es el método más recomendado para adolescentes. La inyección es más efectiva cuando se aplica en los primeros siete días del inicio de la menstruación, después de cinco días de haber tenido un aborto o dentro de las tres semanas después del parto. De lo contrario debe usarse otro método de respaldo (condón) durante la primera semana después de ponerte la inyección.

El método anticonceptivo ideal para una adolescente es que el chavalo use condón, desde el inicio hasta el final de la relación sexual con penetración, porque además de evitar un embarazo no deseado, te protege de cualquier infección de transmisión sexual. Es importante que tengás claro que tener sexo es una decisión personal, no como resultado de un chantaje cuando te pidan “pruebas de amor” o te presionan de cualquier forma. Cuando vos querrás, lo que sí deben acordar, es cómo tener sexo seguro. En muchos casos las chavalas usan la inyección anticonceptiva, pero eso no las protege de una infección, además, fomenta la idea equivocada de que prevenir es “responsabilidad” de las mujeres.

Quizá tu cuerpo esté sobrepasando su capacidad para producir esperma porque este necesita más tiempo de recuperación, por eso deberías hacerlo menos veces seguidas. Lo que en realidad importa es la capacidad que tengamos para sentir placer, no la cantidad de veces que se realiza.

No. Durante muchos años se han extendido falsas creencias sobre esta práctica sexual, entre las cuales están que por masturbarse crecerá vello en las palmas de las manos, que provoca pérdida de la memoria, locura, esterilidad, sordera, ceguera o que el acné va a empeorar. Todos son mitos o mentiras relacionadas con creencias sociales, morales o religiosas que limitan y afectan negativamente nuestra relación con el cuerpo y el derecho al placer.

La masturbación no provoca ninguna consecuencia negativa ni física ni sicológica, siempre que la persona tenga una actitud sana y natural con su cuerpo. No existe una medida de la cantidad de veces que es “normal” masturbarse. Algunas personas se masturban todos los días y otras lo hacen solo ocasionalmente, e incluso, hay quienes no lo hacen. En todos los casos es normal, siempre y cuando esta no se convierta en el centro de la vida, hasta el punto de que interfiera en las actividades diarias: es decir, que se aleje de sus amistades, abandone la escuela o no haga las cosas propias de la edad por estar todo el tiempo masturbándose. Hay etapas de la vida, como la adolescencia, donde con el despertar hormonal comenzamos a sentir más curiosidad y deseos sexuales. Pero si la situación se vuelve fuera de control, hay que buscar ayuda sicológica para saber el origen y buscar cómo tratarlo.

No. Todo lo contrario: puede ser beneficiosa para la salud mental y física. Además de ser una práctica sana y natural para conocer las zonas erógenas del cuerpo (que producen excitación o son sensibles a ella), nos ayuda a saber qué tipo de caricias nos gustan más y cómo reaccionar ante ellas. La masturbación nos relaja porque al tener sensaciones placenteras o un orgasmo se liberan unas hormonas llamadas endorfinas, que son sustancias químicas naturales del cuerpo que nos hacen sentir bien. En el caso de adolescentes que no han comenzado a tener relaciones sexuales de pareja, la masturbación sirve para aliviar la tensión sexual. Es una forma de autoconocimiento que mejora la vida sexual futura. La autoestimulación permite conocer cómo responde tu cuerpo a los distintos estímulos y saber qué cosas te gustan y cuáles no. Esto facilita la actividad sexual compartida, ya que es más sencillo disfrutar con otra persona cuando sabés qué cosas te generan placer.

Claro que sí, ya que la vivencia del placer es una capacidad humana, independiente del sexo o identidad al que se per­tenezca y el tipo de pareja que se tenga. Sentir más o menos placer no está directamente relacionado al género de la persona con quien se tiene relaciones, sino al hecho de sentirse a gusto con esa persona escogida para tener intimidad. El placer está relacionado con el cuidado, la atención y el tiempo que se dedica la pareja a experimentar las sensaciones, de tal forma que hay que ir más allá de los genitales y ver el cuerpo en toda su potencialidad para sentir.

No existe una sola forma de masturbarse. Cada cual explora y elije cómo conseguir el goce sexual, además del momento y lugar adecuado para hacerlo. Hay quienes juegan con su vulva o algunas partes de esta, estimulan su clítoris o sus labios interiores o exteriores, la abertura vaginal o incluso el ano. Muchas acompañan esta exploración con pensamientos o fantasías que le ayudan a excitarse, ya sea estando sola o con la persona con quien deciden compartir esta experiencia. La imaginación y la fantasía sirven para encontrar la forma de experimentar placer.

Tener relaciones sexuales es algo que se aprende poco a poco. No hay recetas. Cada persona goza de su cuerpo y de sus conductas sexua­les de una forma diferente. Por eso conocernos es fundamental para que la experiencia sea placentera. También es importante atender a los deseos propios y de la otra persona, saber hasta dónde se quiere llegar y prepararnos adecuadamente. En una relación sexual puede haber o no penetración (coito), eso depende de la imaginación y de lo que desean hacer las personas implicadas.

La frecuencia está condicionada por el deseo mutuo y la decisión de las personas implicadas, normalmente cambia en el transcurso de la vida sexual. Hay quienes tienen varias relaciones diarias o semanales —e incluso mensuales—. Pero no es la cantidad lo importante, sino la calidad de los encuentros. Para lograrlo hay que tomar en cuenta no solo tus deseos sino los de la otra persona, armonizar los ritmos de cada cual, y sobre todo, que sea de mutuo acuerdo. Nunca se debe presionar u obligar a alguien a tener sexo porque esto sería violencia sexual. Es importante tomarse el tiempo y el cuidado para que ambas personas disfruten por igual y siempre usando un método anticonceptivo, como el condón.

La primera relación sexual crea muchas expectativas tanto en varones como en mujeres. La música, la publicidad, las películas y telenovelas nos han creado una imagen irreal de este tema. Para adolescentes, las relaciones sexuales no tienen por qué estar dirigidas al coito (acto sexual con penetración), pueden comenzar con experimentar juegos eróticos, roces, besos apasionados. El problema es que se cree que si no hay penetración no hay relación sexual. Esto no es cierto puesto que la sexualidad es muy amplia y existen muchas formas de experimentar placer sin penetración.

Sí. Aunque no podemos generalizar que todas lo hacen, cada vez hay más mujeres que se atreven. La cultura y los mitos acerca de la sexualidad la relacionan con algo “malo”, “sucio” o “vulgar”, pero esto no es cierto. La masturbación es una forma de autoconocimiento del cuerpo para saber qué nos gusta y qué no en el plano sexual. Nos ayuda a identificar cuáles son los estímulos más placenteros para cada cual, sea en los órganos sexuales o no, ya que todo nuestro cuerpo es capaz de generar sensaciones placenteras. Además, a algunas muchachas les ayuda a aliviar los dolores menstruales y la tensión muscular. También se cree de forma equivocada que solo los hombres lo hacen porque su sexualidad es “activa”. La masturbación es una actividad natural y común tanto para cualquier persona sin importar su identidad.

Sí. El semen es un líquido de color blanco o gris clarito que sale por el pene durante la actividad sexual. Está compuesto por el esperma (espermatozoides), líquido de la próstata y de otras glándulas sexuales. Durante el coito, el semen entra al cuerpo de la mujer a través de la vagina y viaja por el útero en busca de un óvulo, para fecundarlo y producir un embarazo. Así que si te sale semen y no usaste condón la mujer puede quedar embarazada.

Pero ojo, algo que hay que tomar en cuenta es tener un cuerpo que ya puede fecundar no significa que se esté listo o lista para asumir un embarazo. Así que la edad para embarazar o embarazarse no depende tanto del desarrollo biológico, sino de la capacidad de asumir con responsabilidad tu propia vida y la de un hijo o hija con todo lo que conlleva. Lo ideal es planificar el momento de ser madres o padres luego de haber realizado proyectos personales como estudios o trabajo y de planificar el mejor momento para asumir esa responsabilidad que te cambiará la vida.

Hay un elemento clave que debés tomar en cuenta: la exigencia de la llamada “virginidad” es un abuso contra la dignidad de las mujeres usado por la sociedad machista para menospreciarnos. Toda persona vale por ser persona y no merece ser calificada de ninguna manera por tener experiencias sexuales previas, ni debe sentirse obligada a confesarlas frente a su nueva pareja. En esta sociedad machista, los hombres ganan valor social al tener experiencias sexuales y las mujeres lo perdemos. Por eso debemos reconocer y hacer que se reconozca el valor que tenemos como personas. Si tu pareja te exige este requisito quizá no te está valorando como tal y a lo mejor tampoco valga la pena tener una relación con esta persona.

El sida, o síndrome de inmunodeficiencia adquirida, no se pasa, es la etapa más avanzada de la infección causada por el virus de inmunodeficiencia humana.

El VIH se transmite únicamente por medio de la sangre, el semen, los fluidos vaginales, secreciones previas a la eyaculación y la lactancia materna. Las maneras más comunes de adquirirlo son: tener relaciones sexuales vaginales o anales y/o compartir agujas o jeringas con personas con VIH, recibir un pinchazo profundo con aguja o instrumento cortopunzante contaminado, o, tener heridas/ampollas abiertas que entren en contacto con semen o flujo vaginal infectado con el virus.

Una mujer con VIH también puede transmitir el sida a su bebé durante el embarazo, parto o lactancia materna.

Lee también: ¿El VIH es lo mismo que el sida?