Tus preguntas

Esta sección contiene información sobre sexualidad dirigida a personas adolescentes y jóvenes. Contiene un listado de preguntas recogidas durante los espacios de formación de Grupo Venancia con estudiantes de cuarto y quinto año de secundaria a partir de 2014.

Este chavalero era de comunidades rurales de municipios de Matagalpa y Jinotega con quienes la organización desarrolló procesos de formación. También se extrajeron de preguntas realizadas en el sitio web de la campaña De esto sí se habla, que ya no está activo.

Cada una de las consultas fue contestada por especialistas con un enfoque científico libre de prejuicios, también se realizó una revisión documental con material producido por organizaciones reconocidas en este campo. Esta selección fue revisada y actualizada para este nuevo sitio web en agosto de 2023.

El sexo oral es una práctica sexual donde hay contacto entre la boca y los genitales de la pareja. Existe el cunnilingus que es el contacto boca-vulva, y la felatio o felación, que es el contacto boca-pene. También está el annilingus que es el contacto boca-ano, llamado popularmente beso negro. A algunas personas les gusta el sexo oral y a otras no. Hay quienes disfrutan hacerle sexo oral a otra persona, pero no recibirlo y al contrario. Todas ellas son normales. Una persona no puede quedar embarazada al tener sexo oral, pero si no usamos protección, podemos adquirir una infección de transmisión sexual. Por eso se debe usar una barrera de látex, que es el material del que están hechos los condones o preservativos. Con los hombres se pueden usar condones y con las mujeres un trozo de condón nuevo cortándole la punta y abriéndolo, para que quede un rectángulo donde ubicar la boca encima de la vulva o ano.

Toda relación sexual debe ser placentera y gratificante, incluida la primera que se tenga en la vida. En las mujeres existe el mito de que la primera vez duele y una sangra, pero, aunque a algunas les ocurre, no es algo generalizado. Si estamos nerviosas, inseguras o tensas eso provoca que los músculos que rodean la vagina se contraigan, no se lubriquen y nos duela la penetración. También los varones pueden estar nerviosos porque se espera que de forma “natural” sepan dirigir la acción y “hacerlo bien”. Si hay preparación física y mental, si usamos protección, si lo hacemos sin presión, culpa o miedo en un ambiente adecuado, y con muchos juegos eróticos previos, lo más probable es que la experiencia sea muy buena.

Lo que pensamos incide en cómo nos sentimos al hacer el amor. Si estás pensando en otra cosa eso te puede restar placer. A veces sentimos mucha preocupación por las consecuencias del acto sexual (los riesgos, el qué dirán, qué pasará después) y al momento de compartir con la otra persona no estamos presentes, aunque el cuerpo esté ahí. No se trata de no pensar, pero es importante sentir y compartir ese momento de descubrimiento y de intercambio de afecto y placer entre dos personas.

Cada persona goza de su cuerpo y de sus conductas sexua­les de una forma diferente. Conocernos es fundamental para la experiencia placentera. Para sentir “más rico” habrá que realizar aquellas conductas eróti­cas que deseemos experimentar. La vivencia del placer depende de la propia experiencia, el deseo, las circunstancias, el nivel de intimidad, las expectativas o las conductas, entre otros aspectos. Es muy importante hablar y expresar lo que se desea y lo que gusta a cada persona. Para que una relación sexual aporte bienestar y sea saludable, es importante que ambos se tomen el tiempo y el cuidado para disfrutar por igual y con prevención.

Unas veces llega antes el hombre, otras la mujer, y con menor frecuencia, ambos a la vez. Las personas estamos igualmente capacitados biológica y sicológicamente para obtener placer con la misma intensidad. Sí es un hecho que nuestros sistemas sexuales son diferentes. En los hombres, el orgasmo puede coincidir con la eyaculación, aunque son dos procesos independientes. Las mujeres tenemos el potencial de tener más de un orgasmo en la actividad sexual, ya que el tiempo que le toma al cuerpo volver al estado anterior, es decir, al inicio de la actividad sexual (período refractario), es menor que el de los hombres.

La idea errónea de que tener sexo con condón disminuye el placer es utilizada como excusa para no usarlo. El placer durante la relación depende del deseo sexual, la atracción hacia la otra persona, la relación de pareja, los juegos eróticos, la tranquilidad que te da usar protección y de si tomaste la decisión sin presiones. El goce sexual tiene que ver con otros factores, no con el preservativo. El material del que están hechos es muy fino, por lo que la sensibilidad prácticamente es idéntica. Siempre es mejor utilizar un condón cuando hay relaciones sexuales con penetración, porque a la vez que te protege de un posible embarazo, se evita la transmisión de posibles infecciones de transmisión sexual.

Tanto mujeres como hombres estamos preparados biológica y sicológicamente para tener momentos de gran deseo erótico: excitarnos o “sentir ganas” y obtener placer con la misma intensidad. Lo que pasa es que aún persisten mensajes sociales que “condenan” la expresión de la sexualidad en las mujeres y eso nos limita. Además, hay factores derivados de condiciones físicas y mentales. El varón se excita más fácilmente ante estímulos visuales que la mujer, y a nosotras nos excitan más los estímulos auditivos o táctiles. Al excitarnos aumenta el ritmo cardíaco, se da la erección o la lubricación vaginal. El hecho de que el pene se pone erecto al excitarse, abona la idea de que los hombres se excitan más.

Claro que sí, ya que la vivencia del placer es una capacidad humana, independiente del sexo al que se per­tenezca y el tipo de pareja que se tenga. Sentir más o menos placer no está directamente relacionado al género de la persona con quien se tiene relaciones, sino al hecho de sentirse a gusto con esa persona escogida para tener intimidad. El placer está relacionado con el cuidado, la atención y el tiempo que se dedica la pareja a experimentar las sensaciones, de tal forma que hay que ir más allá de los genitales y ver el cuerpo en toda su potencialidad para sentir.

Todo el cuerpo humano es sensible al placer y depende de cada persona cuál es su lugar favorito o más sensible. En la mujer pueden ser los pechos, pezones, labios, cuello, y por supuesto, el clítoris, porque está lleno de terminales nerviosas. Está ubicado al comienzo de la vulva y su única función es darnos placer, aunque hay que saber estimularlo. También existe el Punto G, una zona situada a pocos centímetros de la entrada de la vagina, que se inflama con la excitación y hasta podemos tener un orgasmo al estimularlo. Algunas dicen que elevando la pelvis lo podemos estimular mejor. Lo importante es disfrutar todas las posibili­dades que ofrece nuestro cuerpo.

El método de barrera ideal para mujeres y hombres es el condón o preservativo, usado correctamente desde el inicio hasta el final de la relación sexual con penetración. Además de evitar un embarazo no deseado, te protege de cualquier infección de transmisión sexual. Para hacer sexo oral a una mujer se puede usar un trozo de condón nuevo cortándole la punta y abriéndolo, para que te quede una telita cuadrada y así utilizarlo como barrera.

Tanto mujeres como hombres tenemos la misma capacidad de ex­citarnos y sentir “ganas” o deseos sexuales. Lo que pasa es que aún persisten mensajes sociales que “condenan” la expresión de la sexualidad en las mujeres y esto incide negativamente. Por eso los hombres expresan más abiertamente sus deseos y pensamientos sexuales, mientras que algunas mujeres sienten vergüenza, culpa o temor porque nos censuran, reprimen o desaprueban. Por eso muchas personas creen que no tenemos menos “ganas”. También hay otros aspectos que pueden influir como las emociones o condiciones en que se encuentra la relación. Si estamos preocupadas, si nos sentimos inquietas o avergonzadas por lo que pueda pensar nuestra pareja, esto también afecta el deseo y el goce sexual.

Si te referís a que no hay erección, por lo general, no es normal que un hombre eyacule sin tener una erección. El coito (acto sexual con penetración) es una práctica que se suele realizar tras una excitación sexual previa. Para lograr la eyaculación o expulsión del semen el pene debe estar erecto, solo en muy raras ocasiones puede darse sin que haya erección y cuando sucede suele estar asociado a problemas neurológicos o por el uso excesivo de medicamentos. Si el hombre no eyacula, pero su pene tuvo contacto con la vulva, es posible que algo de líquido seminal entre en la vagina y fecunde un óvulo. Por eso es mejor usar condón desde el principio hasta el final.

Comúnmente al acto de eyacular se le nombra “acabar” o “irse”. En los hombres, la eyaculación y el orgasmo son fenómenos diferentes, a veces suelen aparecer juntos, pero no es igual en todas las personas, ni en cada momento de su vida. También puede tratarse del llamado “orgasmo inhibido masculino” o “anorgasmia”, que es una persistente dificultad o incapacidad para obtener orgasmos, aun cuando haya estimulación adecuada y una fase de excitación normal. En la mayoría de los casos se produce por causas sicológicas y emocionales, por ejemplo, miedo a dejarse llevar y perder el control, ansiedad por cómo vas a rendir sexualmente, desconocimiento de tu cuerpo y no saber cómo estimularlo, ideas erróneas sobre la sexualidad, vergüenza, sentimientos de culpa o consumo de alcohol, pues este inhibe el Sistema Nervioso Central y retarda el orgasmo. Es importante que tengás en cuenta que el orgasmo no debe ser la meta de la relación sexual, sino sentir placer, y este se consigue de muchas maneras.

Depende de los gustos y de la disponibilidad. Hay quienes dicen que ciertos condones son muy gruesos y les quitan sensibilidad, están quienes prefieren los lubricados (con un aceite especial) para tener una mejor sensación. Hay muchas marcas que también añaden diferentes formas, colores y hasta sabores, estos son los preferidos para quienes les gusta el sexo oral. Es una oportunidad para ir probando a ver con cuál te parece mejor.

Es importante entender que las relaciones sexuales contienen una diversi­dad de prácticas: besos, caricias, miradas, masajes, entre otros aspectos. El coito, o acto sexual con penetración, es una práctica más que no tiene por qué ser la única ni la mejor. Por tanto, existen muchas posiciones para tener rela­ciones sea entre hombres y mujeres, solo entre mujeres, solo entre hombres, con personas trans y toda la diversidad de identidades. Hay que tomar en cuenta que la forma elegida debe ser de mutuo acuerdo y depende de los gus­tos y preferencias de cada cual respetando las de la otra persona.

Lo primero es interrumpir el contacto sexual con penetración (coito), lavarse con agua tibia y orinar para eliminar restos. Aunque no haya habido eyaculación, como efecto del roce y la excitación, se comparte líquido preeyaculatorio que en casos raros contiene espermas vivos que pueden provocar un embarazo. Por ello, es fundamental que la mujer tome de inmediato (o antes de 72 horas) la Pastilla Para la Mañana Siguiente (PPMS) para evitar la posibilidad de fecundación. Además, hay riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual por pequeñísimas lesiones que pueden ser la entrada de infecciones. Lo ideal es acudir cuanto antes a una cita ginecológica para que recomienden qué hacer.

La fertilidad de la mujer comienza con su primera menstruación, cuando la ovulación se ha puesto en marcha y con ella la posibilidad de quedar embarazada. A veces ni siquiera llegan a menstruar, como el caso de niñas preadolescentes embarazadas producto de violaciones. Además, las mujeres necesitan madurar integralmente para tener las condiciones físicas y emocionales para ser madres. En el caso de los varones, la formación de los espermatozoides inicia entre los 11 y 15 años y sus primeras eyaculaciones entre los 12 y 16 años. Las primeras veces puede haber poca cantidad de espermatozoides, pero estos irán aumentando con los años, incrementando las posibilidades de que puedan fecundar a los óvulos femeninos. Si esto sucede la mujer puede quedar embarazada. Por eso, deben usar condón o preservativo para evitar un embarazo no deseado.

Porque utilizando tijeras, dientes u otros artículos cortantes se puede dañar el látex, quitándole de esa manera su capacidad para protegerte. Por eso, después de la relación sexual se debe comprobar que no se rompió empujando el semen hacia la punta del condón, haciendo un poco de presión para ver si gotea. Si todo está bien se le hace un nudo y se tira a la basura. Si gotea, la mujer debe tomar la PPMS (Pastilla Para la Mañana Siguiente) para evitar un embarazo.

No. La excitación es un proceso natural tanto en hombres como en mujeres. Al contrario, hay más casos de ausencia de excitación, orgasmo o eyaculación precoz en hombres. Si lo que querés es saber si hay inyecciones anticonceptivas para hombres, recientemente se ha hablado de algunos anticonceptivos inyectables, pero están todavía en ensayos clínicos, así que mientras estos se aprueben, los preservativos y la vasectomía siguen siendo las alternativas más viables.

No. Este es un viejo mito. La T de cobre es un dispositivo intrauterino o DIU, en este caso, un objeto de plástico recubierto de cobre en forma de T que se pone dentro del útero para evitar que el espermatozoide alcance y fertilice el óvulo. Y, en el caso que ocurriera la fertilización, impide que el óvulo fertilizado se implante en el útero; es decir, antes de que haya embarazo.