Hace unos meses la compositora y cantante pop Nelly Furtado volvió con fuerza a los escenarios y se hizo viral, no por su música, sino por su apariencia. Cientos de miles de personas se expresaron en las redes, criticando la forma en que lucía, haciendo que, de nuevo, “el cuerpo de las mujeres fuera tema de conversación”, como señala Natalia Ruiz, comunicadora feminista mexicana.
La artista canadiense de 47 años se ha mantenido activa desde su lanzamiento en el 2000 y las nuevas generaciones han descubierto su música y la siguen en redes. Aun así, la mayoría de los comentarios se han centrado en criticarla por su aumento de peso, o, incluso, desde el morbo sexual.
Sin hacer alusión a las críticas y con el mismo tono luminoso de sus canciones, Furtado anunció en octubre pasado que se retiraba de los escenarios para explorar otros caminos creativos.

Violencia estética
Lo que esta artista experimentó se llama gordofobia, que se refiere a la discriminación, humillación, exclusión e infravaloración que sufren las personas gordas por sus características físicas. Detrás de esto hay ideas que vinculan la gordura con enfermedad, con falta de autocuidado y de fuerza de voluntad, pero en realidad es una expresión de una discriminación aún mayor hacia las mujeres denominada como violencia estética.
La socióloga venezolana Esther Pineda acuñó este término para especificar la discriminación y la presión a la que somos sometidas las mujeres para responder a las expectativas y exigencias de belleza. Esta presión puede provenir de la familia, la escuela, los grupos de pares, los medios de comunicación, las redes sociales y las industrias de la moda, del entretenimiento y la salud.
La violencia estética se asienta sobre cuatro pilares, dice Pineda: el sexismo, la gerontofobia, el racismo y la gordofobia, por lo cual siempre se le va a exigir a las mujeres feminidad, juventud, blanquitud y delgadez. Esta violencia psicológica es una de las formas de agresión sexista más universal que existe, señala Pineda y afecta casi sin excepción a todas las mujeres desde niñas.

Estándares irreales
Por eso, la belleza se ha vuelto un mecanismo de dominación patriarcal que mantiene la desigualdad entre hombres y mujeres. Es lo que sucedió con Nelly Furtado y que pasa a menudo en el mundo de la música, como cuenta @asana.kalani “a los hombres se les aplaude la voz y a las mujeres, pareciera que para aplaudirles igual, se les exige además de la voz, el cuerpo”.
Este modelo de belleza dominante, en el cual toda mujer siempre debe lucir bella, joven, delgada y entre más blanca, mejor, excluye a millones de mujeres. Esto nos afecta de múltiples formas, principalmente en términos de autoestima y del autoconcepto que tenemos de nosotras mismas, pero también en la salud física:
- Creer que nosotras y nuestros cuerpos estamos mal, sentir culpa y vergüenza por no tener los cuerpos estándar.
- Considerar que nuestros cuerpos no son válidos ni bellos y que hay que modificarlos para “encajar”.
- Desvalorizarnos personal y socialmente como mujeres.
- El estigma del peso constituye un factor de riesgo para desarrollar trastornos alimentarios, sentimiento de inferioridad y aislamiento.
- Los prejuicios sobre el peso pueden influir en una mala atención médica, muchas pacientes no son escuchadas y se les brindan diagnósticos que atribuyen todo al peso.
- El peso se ha convertido en una barrera para encontrar trabajo, desempeñarse como deportista, establecer amistades y relaciones sexoafectivas.
Muchas mujeres nos hemos dado cuenta de que estos estándares de belleza afectan nuestra salud emocional, mental y física. Y aun así repetimos comportamientos y prácticas que refuerzan esos estándares. Como señala la activista nicaragüense Concha Armas “es una violencia que interiorizamos, es decir, al escuchar comentarios de odio sobre nuestros cuerpos, replicamos esa misma violencia contra nosotras y nosotros mismos y hacia otras personas cercanas”.

Qué podemos hacer
Por eso es importante estar atentas a cómo nos expresamos de otras mujeres, niñas o adolescentes a nuestro alrededor. Aquí algunas ideas para enfrentar la violencia estética y la gordofobia:
- Mejoremos la relación con nuestros cuerpos desde la salud integral, el bienestar y el amor. La salud es más que el peso corporal.
- Visibilicemos y expongámonos activamente a la diversidad corporal, sigamos a influencers y busquemos imágenes de personas más parecidas a nosotras mismas.
- Dejemos de utilizar las palabras gordo y gorda como insulto.
- Hablemos desde la compasión y el respeto. En lugar de criticarnos cuando nos vemos en el espejo, agradezcamos por el cuerpo que tenemos y lo que nos permite hacer.
- Escuchemos nuestro cuerpo y sus señales, sea hambre o incomodidad, él nos avisa.
- Dejemos de alimentar la cultura de la dieta y cambiémosla por la de alimentación consciente.
- Y, sobre todo, dejemos de comentar sobre los cuerpos ajenos. No sabemos qué historia hay detrás de cada persona ni qué daño podamos ocasionar con nuestros comentarios.
Fuentes documentales:
Mucho+Q2 | Nelly Furtado, gordofobia y violencia estética / ¡Mujer, cuida tu corazón! En https://www.youtube.com/watch?v=cfAfWHV6aqQ&t=3s
Gordofobia en la música, en https://www.instagram.com/p/DL0G1nHsdYA/
Qué es la gordofobia y cómo podemos combatirla, en https://www.centrojuliafarre.es/blog/gordofobia/
“La violencia estética le hace creer a las mujeres que ellas y sus cuerpos están mal”: Esther Pineda en https://piedepagina.mx/la-violencia-estetica-le-hace-creer-a-las-mujeres-que-ellas-y-sus-cuerpos-estan-mal-esther-pineda/
Cuatro señales para detectar gordofobia en el personal de salud en https://malvestida.com/2022/03/como-detectar-gordofobia-profesionales-de-la-salud/
Cuerpos diversos; el placer de habitar otras realidades, Revista Miradas Moradas, en https://revistamiradasmoradas.com/cuerpos-diversos-el-placer-de-habitar-otras-realidades/
Guía básica sobre gordofobia. Un paso más hacia una vida libre de violencia https://www.consaludmental.org/publicaciones/Guia-gordofobia.pdf




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